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LA MEJOR FORMA DE PENSAR

José Luis González Alba

Jesús habló a la gente muchas palabras. Palabras que al ser escritas y

que hoy podemos leer, también nos hablan a nosotros. Además hizo por la

gente obras maravillosas. Obras poderosísimas que las personas no podían

hacer por sí mismas, ni siquiera con la ayuda de otros, y que les hizo un

bien inimaginable. Obras que por medio de la fe, él sigue haciendo hoy.

¿Por qué Jesús enseñó tanto? La respuesta a esta pregunta nos la da

el mismo Jesús. Y quien mejor que él mismo para decirnos el porqué de su

enseñanza.

Por lo menos en dos ocasiones terminó sus enseñanzas, sus

conferencias, de la misma forma, diciendo:

Mateo 7: 24-27

¿Por qué ponía tanto énfasis en que creyéramos y obedeciéramos sus

palabras?

Hay un dicho que recoge la Biblia y que dice: “Porque cual es su

pensamiento en su corazón, tal es él.” (Proverbios 23: 7).

Según el pensamiento de una persona, así es esa persona. De la forma

que una persona piensa, así es esa persona. Cuando una persona alimenta

sus pensamientos, los transforma en convicciones. Por medio de esas

convicciones es que analiza el mundo que le rodea y toma decisiones; es

su cosmovisión, la visión que tiene de la vida. Realmente vive conforme a

lo que piensa.

Esos patrones de pensamiento forman un fundamento y una

construcción en la vida que no podrán ser movidos sino por algo más

poderoso. Las personas necesitan y buscan esos pensamientos para poder

tener algo a lo que agarrarse a la hora de tomar decisiones en sus vidas y a

la hora de enfrentar los sufrimientos.

El punto delicado de esto es que no todos los pensamientos son

verdaderos ni tan poderosos como para sostener la vida en medio de este

mundo tan difícil, injusto y cruel. Y además las personas, por el hecho de

ser limitadas, si encuentran pensamientos válidos, viven mezclando esos

principios que son verdad, con otros que no lo son.

El Señor Jesucristo nos enseña que el pensamiento más correcto,

válido y eficaz es su palabra. Porque su palabra es la verdad, que no viene

del ser humano. Es decir su palabra es fiable, en ella se puede confiar.

En su palabra no hay ninguna limitación, ni flaqueza, ni engaño. No

nos dio sus palabras para hacernos daño, todo lo contrario para darnos

vida; él dijo “las palabras que yo os he hablado son vida” Juan 6: 63. Por

tanto su palabra es el pensamiento más poderoso para fundamentar y

edificar nuestra vida.

La palabra del Señor es el fundamento válido y firme. Y para

convertirse en el fundamento de nuestra vida tenemos que creerla y

llevarla a la práctica en cada aspecto de nuestro vivir, es decir tenemos que

obedecer la palabra de Jesús. Es entonces cuando la palabra hace su obra

de sostener la vida en las dificultades y sufrimientos y de edificarla a pesar

de las dificultades.

Mateo 4: 4 “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra

que sale de la boca de Dios”. Por esto Jesús nos dice que nos alimentemos

con su palabra, que nos llenemos de ella, para que vivamos.

Juan 10: 10 : Para que vivamos de forma firme y plena en esta vida.

Juan 3: 16 : Para asegurarnos el paso a la vida eterna en su presencia

y no perdernos en la condenación.

 

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