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¡Jesús te busca y te salva!

Mercedes Cordero

 

¿Has perdido algo alguna vez? Cuando perdemos algo, solemos buscar por todos lados,

hasta que lo encontremos ¿Has perdido a alguien en algún lugar? ¿Cuál fue tu

sensación? Seguro que fueron los minutos o las horas más largas y angustiosas de tu

vida.

¿Y tú te has perdido alguna vez? Perdernos suele miedo, no sabías hacia dónde ir, qué

hacer.

En Lucas 15, Jesús expone tres situaciones de pérdida que podrían ocurrir a algunos de

los que le estaban oyendo.

“«Si alguno de ustedes tiene cien ovejas, y se da cuenta de que ha perdido una,

¿acaso no deja las otras noventa y nueve en el campo y se va a buscar la oveja

perdida? “O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una.

¿No encenderá una lámpara y barrerá toda la casa y buscará con cuidado hasta que

la encuentre?” “Un hombre tenía dos hijos.El hijo menor le dijo al padre: “Quiero la

parte de mi herencia ahora, antes de que mueras”.

Estas tres situaciones de las que habló Jesús tienen dos cosas en común: hay algo que

se pierde y alguien que lo busca.

Todas las cosas que se perdieron tenían un gran valor: una oveja, una moneda (sueldo de

un día de trabajo), un hijo. Jesús habló de estas tres cosas para que todos pudieran

entender la importancia de lo que quería hablarles. Es como decirle hoy en día a un

albañil que ha perdido sus herramientas de trabajo, a un informático, profesor, o al que

trabaja en marketing que ha perdido su ordenador, o decirnos que alguien ha perdido su

móvil. Y termina hablando de lo que tiene más valor un hijo, una persona.

“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Lucas 19:10

Jesús estaba diciendo yo soy ese hombre que busca su oveja, yo soy esa mujer que

busca su moneda, yo soy ese padre que busca a su hijo. Yo he venido a buscar y a salvar

lo que se ha perdido.

Ese hijo no estaba perdido, como tal, sabía lo que hacía y donde estaba, pero vivía lejos

de su padre, se había distanciado, ya no quería vivir bajo el amparo, el apoyo, ayuda,

protección de su padre. Ya no quería tener nada que ver con él, no quería depender de él.

Algo se rompió entre ellos, lo que desgarró el corazón de su padre.

Jesús ha venido a buscar a los que viven alejados, distanciados del Padre, De Dios, a los

que han decidido vivir sus vidas sin tenerle en cuenta, a los que ni siquiera quieren su

apoyo, ayuda. Jesús vino a buscarnos a nosotros, porque el corazón De Dios se

desgarró, no soportaba la idea de vernos lejos, porque nos ama.

El pastor de esa oveja perdida sabía que si no la encontraba pronto, podría caerse,

hacerse daño, ser presa de los lobos, o de cualquier otro animal salvaje. De ahí la

urgencia de ir a buscarla, porque sabía que si no la podría encontrar sin vida. El pastor

quería buscarla y salvarla para luego traerla a casa.

 

Dios sabe que las decisiones que tomamos sin él, nos alejan cada vez más de él y en los

momentos más importantes, decisivos de nuestra vida podemos tomar decisiones que

nos hagan caer, nos hagan daño, o nos hagan presa de los lobos.

Ese hijo que se fue de casa y malgastó su herencia, tomó malas decisiones, y cuando se

vio sin amigos, sin dinero, sin nada, se dio cuenta de que lo que había hecho hasta

entonces estaba mal, y reconoció que había pecado, había hecho lo malo contra Dios y

contra su padre, se había alejado De Dios y de su padre.

Dios envió a Jesús a buscarnos y salvarnos de una vida de despropósito, de daño, de

error, de maldad. Lo hizo haciéndose uno de nosotros, identificándose con cada uno de

nosotros, sufriendo como cada uno de nosotros, para morir llevando el pecado de cada

uno de nosotros, para poder salvarnos de una vida que lleva a la muerte y llevarnos de

vuelta a Dios.

Ese hijo entró en razón y pidió perdón a Dios y a su padre, hagamos hoy lo mismo

pidamos perdón a Dios, recibe al creer en Jesús como tu salvador el perdón y la

oportunidad de ser hecho hijo De Dios.

El padre lo abrazó, lo perdonó y lo recibió en la casa, le dio ropa nueva, le dio un anillo,

pertenecía a la familia, era hijo y le puso zapatos, porque los que iban descalzos eran los

esclavos.

Dios quiere perdonarte, quiere hacerte su hijo para que disfrutes de todos esos

beneficios: su ayuda, su compañía, su consejo, su protección, su defensa, su provisión,

de todos sus recursos: fuerzas, sabiduría, autocontrol, esperanza, paz, ayuda para

perdonar, paciencia… y una herencia, la vida eterna, una vida para siempre con él. Y

quiere hacerte libre, de aquellas debilidades, actitudes que te esclavizan o controlan.

Hoy Jesús te da la oportunidad de emprender un nuevo camino, de rehacer tu vida, de

recibir Su vida.

¡Jesús ha venido a buscarte y a salvarte!

 

 

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