ENCOMIENDA TU VIDA AL SEÑOR
José Luis González Alba
Lucas 23: 46 “Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu; y habiendo dicho esto, expiró”.
Estas palabras están dichas en el último momento de vida de Jesús clavado en la cruz. Suenan a muerte, al final. Y dichas así, si las tuviéramos que aplicar a nuestras vidas, podrían asustarnos. Pero podemos encontrar en estas palabras un profundo significado para aplicarlas a cada uno de nosotros. Porque son palabras de ayuda para los distintos momentos de necesidad o dificultad por los que podamos atravesar.
Estas palabras son una oración que podemos hacer. Si Jesús no hubiera hecho esta oración, entonces nosotros no tendríamos la seguridad de poder hacerla. No podríamos encomendar nada a Dios porque no tendríamos la seguridad de que escucharía nuestra oración. Estas palabras que nos suenan a muerte nos enseñan que podemos encomendar nuestra vida a Dios con la seguridad de que esa oración será escuchada. Si Dios no escuchara esta oración, por más que nosotros la gritáramos, jamás sería recibida. Pero gracias a Jesús hoy tenemos la seguridad de poder hacer esta oración.
Esta oración para nada fue una oración final. Es una oración eficaz porque encuentra respuesta de parte de Dios. Podemos confiar que esta oración de encomienda a Dios recibirá respuesta. Lo sabemos porque Jesucristo no quedó en la tumba muerto sino que resucitó. ¡La oración fue respondida! Aquella oración que expresaba un momento humano llegando al final, resultó que era el comienzo de todo.
Hay oraciones que quizás tenga que hacer en momentos críticos que puedan parecer momentos finales, pero que al hacerlas llenas de fe van a llegar a Dios y se conviertan en el inicio de algo nuevo.
¿Qué puedo encomendar a Dios? Necesito hacer esa oración porque tengo necesidades en mi vida de las que soy consciente que si no interviene el Todopoderoso no encontraran respuesta.
Hay situaciones críticas o terminales que debemos de encomendar a Dios. Son situaciones en las que me puedo jugar la vida, o en las que humanamente no hay respuestas, o para las que no soy personalmente suficiente para afrontarlas. Estas son las situaciones que tenemos que encomendar a Dios.
No solo las situaciones críticas podemos encomendar a Dios, sino también ...
Proverbio 16: 3 dice que encomendemos nuestras obras al Señor. Podemos encomendar nuestra dedicación diaria, nuestras tareas al Señor. Los estudios, el trabajo, los negocios, las tareas domésticas, las visitas a los profesionales de los que necesitemos; los problemas de a diario y aún la gente que se pueda ponernos en contra, podemos encomendarlo a Dios. Y aún si hay en mí alguna duda, el Señor me enseñará el camino que debo escoger.
Salmo 37: 5 dice que confiados en el Señor le encomendemos nuestro camino. Es decir encomendemos toda nuestra vida y la de nuestra familia, nuestros matrimonios. Encomendemos nuestro futuro al Señor, nuestra economía, nuestra salud.
1a Pedro 4: 19 dice que encomendemos nuestras almas al Fiel Creador. Pongamos nuestra fe en las manos del Señor para que una vez que hemos creído no abandonemos la fe salvadora y terminemos la carrera y lleguemos al cielo.